Los alebrijes deben su historia a un sueño; el sueño de Pedro Linares López. Como cuenta la historia, este cartonero de oficio, al igual que su padre y su abuelo, a sus treinta años enfermó tan gravemente que, sin esperarlo, se vio debatiendo entre la vida y la muerte. Fuera de ser solo una historia de resiliencia o una mera anécdota de supervivencia, ese momento, en el que Linares se vio atrapado durante días dentro de un sueño profundo, significaría para él, y eventualmente para nosotros, el descubrimiento de unos coloridos y extraños seres gritando una misma palabra: ALEBRIJES.
Tras recuperarse de su enfermedad, Linares decidió usar sus habilidades como artesano para dar vida a las criaturas fantásticas de su sueño. Alucinaciones o no, ese instante cambiaría por completo su vida convirtiéndolo en unas de las personalidades más importantes de México.
En Oaxaca, artesanos como Manuel Jiménez consiguieron combinar las tradicionales artesanías de madera tallada de la zona con el sueño de Pedro Linares López; acto que nos otorga hoy una experiencia estéticamente mexicana y un importante baluarte cultural de la humanidad.
A diferencia de los alebrijes de Linares, ligados con el papel maché, los oaxaqueños se dedicaron a confeccionarlos con madera de copal; arte al que sumaron una profunda y simbólica conexión con los nahuales, seres sobrenaturales capaces de tomar forma de animales propios de una tradición aun más antigua. Es así como, rápidamente, los alebrijes comenzaron a expandirse por la república hasta convertirse, con justa razón, en inseparables de nuestra cultura mexicana.
Ciertamente, Audacia Wishes® se enorgullece de acercar al público los alebrijes de los artesanos de Oaxaca.
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